20 febrero, 2018

EDUCACIÓN POSITIVA EN EL AULA.


Cualquier clase de niños se beneficiaría si nosotros, los adultos en el salón, podríamos recordar estos 10 principios:

1. Los niños siguen nuestro ejemplo.
Si nos mostramos ansiosos y elevamos nuestra voz, ellos también lo harán. Si les comunicamos desde la calma que una situación no es una emergencia y que vamos a resolver las cosas juntos, aprenderán la regulación emocional con mayor rapidez. Si nos disculpamos cuando cometemos errores, aprenderán a hacer lo mismo. Si los tratamos con respeto y empatía, van a tratar a los demás con respeto y empatía.

2. Los niños responden a la conexión. 
Los niños están diseñados para orientarse en función de sus padres. Cuando los niños llegan a la escuela, buscan un adulto a quien seguir. Por eso, para ser aquel adulto que un niño quiere seguir, conéctese con ese niño con calidez. Cuando el niño se desregula emocionalmente, empiece por conectarse con el niño para restaurar la seguridad de la situación. A veces, eso es todo lo que un niño necesita para calmarse.

3. Los niños responden mejor a la guía que al control. 
Todos los seres humanos se resisten a ser empujados, y los niños no son una excepción. Además, los niños están muy interesados en las cuestiones de justicia y equidad (como cualquier padre de más de un niño lo puede atestiguar!) Entonces, en vez de imponer reglas, ¿por qué no hablar con los niños pequeños sobre qué reglas se necesitan en el salón de clase, y por qué? No se preocupe, ellos no van a abogar por un “pase libre” para todos. De hecho, los niños suelen ofrecer muchas más reglas que se piensa que son necesarias. Pero cuando los niños están involucrados en la creación de las normas, ellos son mucho más propensos a "apropiarse" de ellas y a seguirlas. Escriba y publique las reglas acordadas (manteniéndolas a un número mínimo), refiérase a ellas cuando sea necesario para recordar a los niños de ellas, y mantenga abierta la posibilidad de que los niños añadan nuevas reglas en base a una nueva necesidad.

4. El trabajo preventivo evita bajones emocionales. 
Puesto que los profesores no pueden dejarlo todo para responder a un niño que está teniendo una crisis emocional, es fundamental hacer mantenimientos o trabajo preventivo. Cuando pueda, responda con empatía a lo que expresa cada niño. Asegúrese de conectarse con cada niño todos los días, aunque sea por un corto tiempo. Si que se está gestando un problema, trate de resolverlo antes de que el niño se desregule por completo, conéctese con él y escuche las razones por las que está molesto. Recuerde que la risa y las payasadas a menudo pueden distraer a los niños de una situación que se está poniendo tensa. De hecho, después de que los niños tienen la oportunidad de reírse en voz alta, las hormonas del estrés que circulan en sus flujos de sangre se reducen, y les ayuda a calmarse y cooperar.

5. La empatía puede ser una varita mágica.
"A menudo lo que hago para conectarme al trabajar con los niños individualmente o en pequeños grupos es escuchar sus varias " quejas " o preocupaciones (sobre cualquier cosa que les molesta) y dedicamos a eso unos 5 minutos antes de que comenzar las cuestiones académicas, y eso funciona de maravilla !!! Una vez que se hayan desahogado o descargado los niños están mucho más dispuestos a concentrarse. Sin necesidad de dar consejos o resolver sus problemas, sino simplemente escuchar.

6. Los niños tienen una razón para hacer lo que hacen. 
Puede no ser una buena razón, pero si queremos cambiar el comportamiento, debemos entender que el niño no está simplemente tratando de volverlo loco o loca a usted. Por eso, mientras que se considera inaceptable que un niño tararee en voz alta mientras trabaja,o que patee su pupitre, o que empuje al niño detrás de él en la fila, recuerde que ese niño tiene una razón. (Tal vez el zumbido le ayuda a concentrarse, patea su pupitre porque tiene energía reprimida, o el niño de atrás está demasiado cerca para su gusto.) Por supuesto, es necesario establecer
límites para mantener a todos los niños en su clase seguros y concentrados. Pero la comprensión de que el niño tiene una razón le ayudará a establecer el límite de una manera que sea más probable que el niño en cuestión la siga.

7. Los niños quieren que se les dé la oportunidad de reparar sus errores. 
Hable con la clase acerca de cómo reparar errores. Cuando un niño le hace daño a otro niño, ¿cuál es la mejor manera de reparar esa relación? ¿Castigar al niño que hizo el daño? ¿Ayudarle al niño a hacer las paces? ¿Facilitar una discusión de manera que los niños involucrados puedan aprender a expresar sus necesidades sin atacar el otro niño? Usted aprenderá mucho al observar como los niños hablan de esto , y el resultado final podría ser un protocolo para ayudar a prevenir y dar dirección a los altercados, un nuevo protocolo que no incluya castigos para nadie.

8. Cuando los niños se desregulan, necesitan la oportunidad de restablecer su equilibrio. 
Poner a los niños en el “time outs” o “tiempo fuera” hace que se sientan mal consigo mismos, y no les ayuda a regularse a sí mismos la próxima vez que esto suceda. En su lugar, intente ayudar a los niños a aprender a controlar sus propias emociones y auto-regularse en una "esquina acogedora” y en compañía de otro alumno o de un adulto que funcione de regulador. En vez de un lugar vergüenza como una “sillita de pensar”, se puede convertir en un espacio positivo que los niños disfrutan, y saben que pueden recurrir a él cuando tengan que encontrar un lugar de calma en el cual conectarse con su ser interior. Haga uso continuo de la frase “encuentra tu lugar de calma” y dé espacio para que los niños hablen de lo que les ayuda a encontrar esa calma. Cuando un niño esta enfadado, escuche, empatice, y ayudelo a sentirse conectado. Después, preguntele si le ayudaría tomarse unos minutos en el rincón acogedor para sentirse mejor. Si usted necesita tener una conversación con el niño sobre lo que sucedió, vaya a este espacio con el niño y ayúdelo a sentirse mejor primero, para después tener una conversación sobre cómo evitar esa misma situación en el futuro.

9. Cuando se satisfacen las necesidades de los niños, ellos se muestran dispuestos a cooperar.
La mayoría de los "malos comportamientos" son resultado de las necesidades insatisfechas de un niño. Por ejemplo, un niño que “se porta mal” en la fila puede ser que lo haga porque se desregula fácilmente durante las transiciones, por lo que puede necesitar sostener la mano de la maestra cuando la fila camina hacia el aula. Un niño a quien le resulta difícil despedirse de sus padres y actúa con gritos o irritación puede ser que necesite que se le dé una actividad especial cerca de su profesor para que pueda conectarse y sentirse valorado al comienzo de su jornada escolar. Todos los niños necesitan moverse, a menudo, y puede ser muy difícil para algunos niños a sentarse quietos y concentrarse por mucho tiempo sin actividad. Puede ser difícil averiguar lo que necesita cada niño en una situación dada, pero si los observamos y escuchamos, los niños a menudo nos lo dirán. Nuestro compromiso de apoyar a los niños para satisfacer sus necesidades de una manera más saludable los pone en un buen camino por el resto de sus vidas.

10. Los niños viven a la altura de nuestras expectativas. 
Los niños se ven reflejados en nuestros ojos, y asumen que tenemos razón acerca de quiénes son. La mayoría de los adultos tenemos una historia sobre algún maestro que marcó una gran diferencia en nuestras vidas. Indudablemente, ese maestro creyó en nosotros y nos ayudó a llegar a la altura de nuestro potencial. Creer en un niño puede ser el mejor regalo que podemos darle.

Gracias a todos los maestros que dan tanto y hacen una gran diferencia en la vida de los niños. Ustedes están realmente haciendo del mundo un lugar mejor.
 RECUERDA: Si tienes un alumno con trastorno de ansiedad, ellos sufren doblemente en un aula con gritos, conflictos y en caos.

Fuente: sitio Aha! Parenting - Dra. Laura Markham. 
Adaptación al español por Marie Martínez www.mutismoselectivo-textos.blogspot.com