21 diciembre, 2018

FOBIA SOCIAL/ MUTISMO SELECTIVO.


Es natural sentirse cohibido, nervioso o tímido frente a otros de vez en cuando. A todos nos pueden aumentar las pulsaciones, transpirar las manos o se nos puede revolver el estómago cuando nos piden hablar en publico.
La mayoría de las personas superan estos momentos cuando es necesario. Pero en algunos casos, la ansiedad que acompaña el sentimiento de timidez puede ser excesiva. Tal vez resulte tan insoportable que algunas personas se sientan demasiado nerviosas para dar una respuesta en una clase, para mirar a los ojos a otros compañeros o para conversar con otros durante el almuerzo.
Cuando las personas se sienten tan cohibidas y ansiosas que no pueden hablar o socializar la mayor parte del tiempo, es probable que la causa no sea simplemente la timidez. Es posible que se trate de un trastorno denominado “fobia social”.

¿Qué entendemos por fobia social?

La fobia social (a veces denominada ansiedad social) es un tipo de problema de ansiedad. Los sentimientos exagerados de timidez e inhibición se transforman en un poderoso miedo. Como resultado de ello, las personas se sienten incómodas en situaciones sociales de todos los días.
Quienes padecen de fobia social suelen ser capaces de interactuar con su familia y con unos pocos amigos cercanos. Pero conocer gente nueva, hablar en un grupo o en público puede hacer que su timidez excesiva salte a la luz.
En el caso de las personas que padecen fobia social, la timidez excesiva, la inhibición y los temores de sentir vergüenza interfieren con la vida diaria. En lugar de disfrutar de las actividades sociales, las personas que sufren de fobia social probablemente les teman y las eviten de plano.

La reacción del temor.

Al igual que otras fobias, la fobia social es una reacción de temor a algo que no es realmente peligroso; aunque la mente y el cuerpo reaccionan como si se tratara de un peligro real. Esto significa que la persona tiene sensaciones físicas de temor, como mayor frecuencia de las pulsaciones y respiración acelerada. Estas reacciones forman parte de la respuesta de resistencia o huida de nuestro cuerpo. Son el resultado de una inyección de adrenalina y otras sustancias químicas que preparan al cuerpo para luchar o para escapar rápidamente.
Este mecanismo biológico se desencadena cuando sentimos miedo. Se trata de una respuesta del sistema nervioso que nos alerta acerca de los peligros para que podamos protegernos. En el caso de la fobia social, esta respuesta se activa con demasiada frecuencia, demasiado fuerte y en situaciones en las que no debería activarse. Como las sensaciones físicas que acompañan a esta respuesta son reales (y en algunos casos, bastante fuertes) el peligro también parece real. Por lo tanto la persona se paraliza y se siente incapaz de interactuar.
Mientras el cuerpo tiene estas sensaciones físicas, la mente tiene emociones como el temor o los nervios.
Las personas con fobia social suelen interpretar estas sensaciones y emociones de una manera que las lleva a evitar la situación (“Mi corazón está galopando, esto debe de ser peligroso; será mejor que no lo haga”). Otra persona podría llegar a interpretar las mismas sensaciones físicas de nervios de manera diferente (“Mi corazón está galopando. Me estoy poniendo nervioso porque ya casi es mi turno para hablar. Siempre me pasa, no hay problema”).

¿A qué le temen las personas con fobia social?

Cuando una persona padece fobia social sus temores y preocupaciones se centran en su desempeño social; sin importar si se trata de una presentación importante ante la clase o una pequeña charla.
Quienes sufren de fobia social suelen sentirse inhibidos e incómodos por la posibilidad de que otras personas los vean o los juzguen. Son más sensibles a los temores de sentirse avergonzados, verse como tontos, cometer un error, recibir críticas o que otros se rían de ellos. Nadie desea pasar por esas circunstancias. Pero la mayoría de las personas no dedican mucho tiempo a preocuparse por ellas.
De qué manera puede afectar la fobia social la vida de una persona
En las personas que padecen fobia social el pensamiento y los temores sobre lo que piensan los demás es exagerado. La persona comienza a centrarse en los aspectos embarazosos que podrían ocurrir en lugar de poner su atención en las cosas positivas. Esto hace que la situación parezca mucho peor de lo que es y la persona tiende a evitarla.

La fobia social afecta la vida de una persona de varias formas, entre las que se incluyen las siguientes:

• Sentirse solo o decepcionado por haber perdido oportunidades de hacer amigos y divertirse. Debido a la fobia social algunas personas no pueden hablar con amigos durante el almuerzo en su escuela, no se animan a unirse a un club, ir a una fiesta o invitar a alguien a una cita.

• No aprovechar al máximo la escuela. Es posible que, a causa de la fobia social, una persona deje de responder una pregunta en clase, no lea en voz alta o no sea capaz de dar una presentación. Quienes padecen fobia social tal vez se sientan demasiado nerviosos para hacer una pregunta en clase o para acudir a una maestra en busca de ayuda.

• Perderse la oportunidad de compartir sus talentos y aprender nuevas habilidades. La fobia social puede impedir que las personas acudan a una audición para la obra de teatro escolar, que participen en un show de talentos, que se prueben para un equipo o se unan a un proyecto. La fobia social no sólo impide que las personas prueben cosas nuevas. También les impide cometer los errores normales de todos los días que ayudan a las personas a mejorar sus aptitudes aún más.

MUTISMO SELECTIVO.

Algunos niños y adolescentes son extremadamente tímidos y tienen tanto miedo de hablar con otros que no hablan en absoluto con algunas personas (como sus maestros o con estudiantes que no conocen) o en algunos lugares (como en la casa de otras personas). En algunos casos, esta forma de fobia social recibe el nombre de “MUTISMO SELECTIVO”.
Las personas con mutismo selectivo pueden hablar. De hecho, tienen conversaciones absolutamente normales con las personas con quienes se sienten cómodos o en algunos lugares. Pero otras situaciones les provocan tal grado de ansiedad que tal vez no sean capaces de emitir sonido.
Algunas personas podrían creer, erróneamente, que su silencio se debe a una actitud de creídos o simplemente mala educación. Pero en el caso del mutismo selectivo y la fobia social, este silencio se debe a la sensación de incomodidad y miedo, no a la mala predisposición, la falta de respeto o de educación.

¿Por qué algunas personas desarrollan fobia social?

La fobia social puede afectar a niños, adolescentes o adultos por igual. En la mayoría de los casos, comienza cuando la persona es joven. Al igual que otros problemas relacionados con la ansiedad, la fobia social surge por una combinación de tres factores:

• La conformación biológica de una persona. La fobia social puede deberse, en parte, a los genes y el temperamento que hereda una persona. Las características genéticas que se heredan de los padres y de otros parientes pueden influenciar la manera en que el cerebro siente y regula la ansiedad, la timidez, los nervios y el estrés. De manera similar, algunas personas nacen con un temperamento tímido y suelen ser cuidadosas y sensibles en situaciones nuevas, por lo que prefieren lo que les resulta familiar. La mayoría de las personas que desarrollan fobia social siempre han tenido un temperamento tímido.

No todas las personas con temperamento tímido desarrollan fobia social (de hecho, la mayoría no lo hace). Lo mismo ocurre con los genes. Pero quienes heredan estos rasgos sí tienen mayores posibilidades de desarrollar fobia social.

• Comportamientos aprendidos de modelos (en especial de los padres). El temperamento naturalmente tímido de una persona puede verse afectado por lo que aprende de modelos. Si los padres y otras personas reaccionan sobreprotegiendo a un niño tímido, el niño no tendrá la posibilidad de acostumbrarse a situaciones y personas nuevas. Con el tiempo, la timidez puede derivar en fobia social.

Los padres tímidos también pueden, de manera no intencional, sentar un ejemplo al evitar algunas interacciones sociales. Los niños tímidos que ven esto aprenden que socializar resulta incómodo, estresante y es mejor evitarlo.

• Eventos y experiencias de la vida. Si las personas que nacen con una naturaleza cauta tienen experiencias estresantes, pueden volverse más cautelosas y tímidas. Sentirse presionadas a interactuar de maneras para las que no se sienten preparadas, recibir críticas, ser humilladas, o tener otros miedos o preocupaciones son factores que pueden incrementar la probabilidades de que las persona tímidas o temerosas desarrollen ansiedad social.

Las personas que reciben críticas o son desaprobadas de manera constante pueden crecer esperando que los demás los juzguen de manera negativa. Seguramente, la intimidación y las bromas harán que las personas tímidas se retraigan todavía más. Tendrán miedo de cometer un error o de decepcionar a alguien y serán más sensibles a las críticas.
La buena noticia es que el efecto de estas experiencias negativas se puede revertir con un esfuerzo continuo pero constante. El miedo se puede aprender. Y también es posible aprender a dejar de tener miedo.

Afrontar la fobia social.

Las personas con fobia social pueden aprender a manejar el miedo, desarrollar confianza y habilidades para enfrentar situaciones difíciles, además de dejar de evitar las cosas que les provocan ansiedad. Pero no siempre es sencillo. Superar la fobia social significa tener el coraje de ir más allá de lo que resulta cómodo, poco a poco.
A continuación encontrarás a las personas capaces de brindar apoyo y guiar a las personas para que superen la fobia social:

• Los psicólogos pueden ayudar a la gente a reconocer las sensaciones físicas que les provocan las situaciones extremas (resistencia o huida) y enseñarles a interpretar estas sensaciones con mayor precisión. Los psicólogos pueden ayudar a las personas a tener un plan para enfrentar los temores sociales uno a uno, y ayudarlos a adquirir las habilidades y la confianza necesarias para lograrlo. Esto incluye la puesta en práctica de nuevos comportamientos. En algunas ocasiones, aunque no siempre, se utilizan medicamentos que reducen la ansiedad como parte del tratamiento.

• La familia o los amigos son especialmente importantes para las personas que hacen frente a la fobia social. El apoyo adecuado de algunas personas clave puede ayudar a quienes padecen este trastorno a reunir el coraje necesario para salir de la zona en la que se sienten cómodos y probar algo nuevo.

El desprecio, los sermones, las críticas y las exigencias de un cambio no son de ayuda y simplemente hacen sentir mal a la persona. La fobia social no es culpa de la persona ni es algo que nadie escoja. Por el contrario, los amigos y la familia pueden alentar a las personas con fobia social para que se fijen una pequeña meta, recordarles que deben esforzarse por alcanzarla y estar a su disposición cuando puedan sentirse desalentados. Los buenos amigos y la familia están allí para celebrar cada pequeño éxito en el camino.
Superar la fobia social
Para hacer frente a la fobia social es necesario tener paciencia, coraje para enfrentar los miedos e intentar nuevas cosas, y el deseo de practicar. Es necesario el compromiso de avanzar en lugar de alejarse cuando se siente inhibición.
Poco a poco, quienes deciden enfrentar la timidez exagerada pueden aprender a sentirse más cómodos. Cada pequeño paso ayuda a incrementar la confianza para dar el siguiente pequeño paso. A medida que la timidez y los miedos desaparecen, la confianza y los pensamientos positivos se acrecientan. Muy pronto, la persona piensa menos en lo que podría hacerla sentir incómoda y más en lo que podría ser divertido.

Fuente: Dr. Mario A. Carrillo- México.
Edición de Marie Martínez www.mutismoselectivo-textos.blogspot.com